TRES ERRORES CON LA COMIDA DE LA NEVERA QUE NO PUEDES COMETER ESTE VERANO SI QUIERES EVITAR INTOXICACIONES

En verano es cuando hay más intoxicaciones alimentarias, porque las altas temperaturas favorecen que las bacterias patógenas se multipliquen con mayor rapidez y que haya más reacciones químicas y enzimáticas que alteran los alimentos. Es decir, cuanto más calor hace, menos tiempo necesitan las bacterias para llegar a provocar toxiinfecciones y enfermedades, como listeriosis, salmonelosis o hepatitis A, entre otros.

Para evitar estos riesgos, es fundamental una buena conservación de los alimentos. No podemos cometer algunos errores habituales en las cocinas domésticas que pueden amenazar la seguridad alimentaria y, por tanto, nuestra salud.

Limpiar, separar, cocer y enfriar

Para prevenir toxiinfecciones alimentarias en casa es necesario respetar una serie de hábitos de higiene durante la preparación y conservación de la comida, para asegurarnos de que sea seguro. Las cuatro normas básicas de seguridad alimentaria son: limpiar, separar, cocer y enfriar.

Antes de manipular alimentos es necesario lavarse bien las manos y también limpiar frecuentemente los utensilios, trapos y superficies de la cocina, especialmente después de tocar alimentos crudos como la carne, el pescado y los huevos. También es primordial separar los alimentos crudos de los cocinados y no utilizar los mismos utensilios para su manipulación, para evitar la contaminación cruzada.

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Las profesoras del máster de Alimentación Saludable y Sostenible de la UOC, Sheila Lope, Cristina Bedmar y Pilar Orús, explican los principales errores relacionados con la temperatura de los alimentos y la conservación en la nevera que no podemos cometer si queremos garantizar la seguridad alimentaria en casa.

1. Mantener los alimentos a una temperatura segura

Hay que guardar los alimentos que no deban consumirse inmediatamente en la nevera o en el congelador tan pronto como sea posible, cuando ya no estén calientes y siempre dentro de las dos horas posteriores a la elaboración. Es decir, que no podemos dejar los restos de la comida toda la tarde sobre el mármol. Esto es especialmente importante en verano, cuando la temperatura ambiental es mayor.

2. Consumir lo que guardamos en la nevera en 2-4 días

Deberíamos consumir los alimentos que conservamos en el frigorífico (a 4 °C) en un máximo de 2-4 días. Para conservarlos durante más tiempo, habría que congelarlos . Desde el punto de vista de seguridad alimentaria se puede congelar cualquier alimento, aunque en algunos casos la congelación afecta a su textura, como con las patatas.

3. No descongelar los alimentos a temperatura ambiente

Durante la descongelación de los alimentos puede volver a iniciarse el crecimiento de microorganismos patógenos. Por eso, es necesario descongelar los alimentos a una temperatura controlada, ya sea dentro de la nevera o bien en el microondas justo antes de elaborarlos. Para mantener las propiedades organolépticas, lo ideal es hacerlo poco a poco en el frigorífico.

Por otro lado, hay que tener en cuenta que las bajas temperaturas no eliminan los microorganismos. Simplemente, detienen su crecimiento, por lo que, si congelamos un alimento muy contaminado, éste lo seguirá estando cuando lo descongelamos.

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Más consejos de seguridad alimentaria

También es importante recordar que no podemos volver a congelar un alimento descongelado, puesto que en cada ciclo de congelación y descongelación la carga microbiana del producto aumenta y podría no ser seguro.

En otro sentido, las expertas recuerdan que para cocinar completamente los alimentos y garantizar que son seguros es necesario superar los 63 °C en el interior. Esto es importante sobre todo con el pollo, los huevos y el pescado. Si queremos comer pescado crudo, es recomendable congelarlo antes durante al menos 24 h.

Y otra recomendación de seguridad alimentaria es que nunca deben lavarse los huevos antes de utilizarlos y no debemos romperlos sobre el mismo lugar donde se servirán. Si lo hiciéramos, podríamos pasar posibles bacterias del caparazón en el interior.

Este artículo fue publicado originalmente en RAC1.

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